Copia de la carta del colonizador Wendel Gietz a su hermana. El original se encuentra el Archivo del Museo de la Colonización de la ciudad de Esperanza, provincia de Santa Fe, República Argentina.

Esperanza, 30 de agosto de 1859.

Querida hermana y pariente:

 

Como no hemos recibido contestación a nuestras cartas creemos que las mismas no han llegado a vuestro poder.

Por este motivo aprovecharé la oportunidad que se nos presenta de que uno de los colonos vuelve a Europa por negocios, de escribirles nuevamente, encargándose él de llevar las cartas y que recibirán con seguridad.

Sobre nuestro viaje poco puedo contarles, el 9 de noviembre (N. Del A.: 1855) salimos de Dünkirchen (Dunkerke) y llegamos el 2 de febrero a Santa Fé. Veníamos en un barco a vela viejo y muy lento, estuvimos ocho días en el puerto de Río de Janeiro donde cargamos agua por lo cual se atrasó mucho el viaje.

Todos los barcos hacían generalmente el viaje en cincuenta a sesenta días. Teníamos siempre buen viento y solo una noche hubo un temporal. Sobre el trato a bordo no nos podemos quejar, solo el desorden y suciedad entre tanta gente era muy desagradable. La comida era algo escasa, pero era mejor así, pues se evitaban las descomposturas y enfermedades, en estos viajes largos.

Al llegar a Santa Fé, fuimos recibidos por los habitantes y bien atendidos nos ubicaron en un edificio grande, allí nos dieron de comer muy abundante, sobre todo carne.

Catorce días después de nuestra llegada viajamos a la colonia más o menos a seis horas de Santa Fé.

A principio no nos hallábamos pues como todas las casas son abiertas nos picaban y molestaban los mosquitos.

El panorama del campo ofrece poco atractivo, es una llanura donde abundan los avestruces, cervatos, zorros, perdices y otros animales salvajes. Al principio cazábamos mucho pero después fueron muy perseguidos los animales por los españoles (N. Del A.: cuando dice españoles se refiere a los santafesinos, criollos, y antiguos habitantes que eran vistos como si fuesen españoles por los inmigrantes) y colonos y espantados se retiraron hacia los montes. La llanura está rodeada por grandes bosques y allí se ha instalado la colonia.

El río Salado en el cual pueden navegar botes pequeños se extiende como a media hora hacia el oeste, es un pequeño río que se pierde formando lagunas cerca del Salado. Los dos ríos contienen muchos peces.

Entre los árboles que se encuentran aquí hay solamente tres tipos. Los que más abundan son los algarrobos, que son árboles con espinas se parecen en su tipo a los frutales pues tienen un tronco corto y ramas muy extendidas. La madera es muy dura y puede pulirse con facilidad. De los otros árboles (Buschholz) son mas escasos, había varios en el bosque, son lindos con sus troncos derechos pero ya habían sido usado por los colonos. De otra especie, es un árbol que tiene muy grande las hojas, crece muy rápido y se planta cerca de las casas pues dan mucha sombra. Entre los frutales, son los duraznero los mas vulgares pues crecen en abundancia aquí, también tenemos naranjos, higueras y otros frutales europeos.

Nosotros llegamos a la colonia en época de cosecha, por cuyo motivo tuvo el gobierno que mantenernos por un año. Nuestro contrato se cumplió al pie de la letra, y aún más, los gastos por mantención, víveres, etc., los mil francos por la casa, animales y la tierra y la tercera parte de nuestras cosechas que debíamos entregar en los cinco años, nos fue regalada por el gobierno. La primera cosecha ha sido buenísíma, aunque plantamos muy poco por haber llegado tarde. La segunda hubiera sido buena si las langostas no nos hubieran invadido el campo causando bastante daño. La última cosecha fue bastante buena, aunque tuvimos que luchar con la sequía, casi permanentemente; pero cae una especie de rocío que mantiene las plantaciones.

Los productos que más hemos sembrado son: trigo, maíz, batatas, chauchas, arvejas y porotos y otras legumbres. Pero sembramos también papas, zapallos y toda clase de productos de quinta y para cocina. Todos estos productos son de precios altos.

Los animales no escasean , ganado vacuno y caballar hay en abundancia, como no dan mucho trabajo, solo cuesta cuidarlos. Loa caballos los usamos para montar. El clima es en general agradable y sano. Hay días en el verano que el calor es insoportable, pero como nos quedamos descansando bajo la sombra de los árboles, desde las once a las doce horas, lo sentimos menos.

El invierno es muy variable, hay días de calor húmedo, noches muy frías y grandes heladas y generalmente los campos con escarcha. Tormentas grandes y muy seguidas que terminan en ciclones, éste es el invierno en la colonia.

Desde la declaración de la guerra entre la República Argentina y Buenos Aires (N. Del A.: Refiérese a la separación entre la provincia de Buenos Aires y la Confederación Argentina, desde el 11 de setiembre de 1852) corren rumores de que los indios habían asaltado las estancias donde se apoderaban de los animales y saqueaban las casas. Una mañana del día Domingo habíamos ensillado nuestros caballos para ir a cazar, de repente oímos varios tiros y nos comunicaron que andaban los indios en la colonia, nos dieron orden de presentarnos, todos los hombres armados en el fortín (N. Del A.: Fortín Iriondo al norte de la Colonia) donde el gobierno tiene 50 soldados para la defensa de la frontera. Los indios se encontraban en los bosques adyacentes y no sabíamos que cantidad había. Por el atrevimiento y audacia con que entraron en la colonia suponíamos fueran por lo menos unos cientos de indios, pero solo eran 40 a 50 hombres. Los españoles (N. Del A.: los soldados del gobierno santafesino) se adelantaron y hicieron fuego y los indios huían perseguidos por los soldados. Sin embargo tienen los indios buenos caballos y son grandes jinetes, tal es así que los soldados no podían alcanzar los mismos, siempre son dos indios sobre un caballo y corren mucho. Los españoles seguían tirando pero la ligereza de los caballos no lo alcanzaban a herir. Dos caballos y cuatro indios fueron muertos y varios heridos, dos españoles fueron heridos levemente. Los indios están armados con largas lanzas cuchillos, lazos y bolas. Nosotros no les tememos, pues son cobardes, ellos les temen a las armas.

En general vivimos aquí contentos y tranquilos, tenemos un buen pasar; con nuestro trabajo nos defendemos y haciendo un poco de economías llegaremos a tener ahorros, lo que hubiera sido difícil viviendo en el extranjero.

Aquí vivimos felices, tenemos toda la libertad que nos podemos desear, y la colonia adelanta, día a día y ya está muy poblada. Ya se edificaron muchas casas lindas y nosotros pensamos próximamente hacer lo mismo.

Desde hace un año se encuentra en la colonia un padre católico. Todos estamos bien de salud y esperamos lo mismo de Uds..

Babettchen se ha casado hace un año y es muy feliz, el esposo de Babettchen se llama Joseph Maurer y es comerciante aquí, tienen ya una hijita.

Estamos esperando día a día, noticias de Uds., sobretodo para saber como se encuentran Gerardo y Margarita que están en Norteamérica. Seguramente ya habrán escrito desde que nosotros llegamos a Argentina, en Sudamérica. Si es así envíanos una copia de la carta y la dirección.

Muchos cariñosos saludos a Uds. Y a todos los parientes y conocidos que se interesen por nosotros, de todos y especialmente de tu hermano que te quiere,

W. Gietz

Nuestra dirección es:

"COLONIA ESPERANZA"

Prov. De Santa Fé - Rep. Argentina

Sudamérica

El señor que les lleva esta carta estará en la Suiza dos meses y vuelve nuevamente, así que ustedes pueden dirigirle la carta que nos escriben a la Suiza, su dirección es:

A Monsieur Pierre Trombert

A L' Hotel de la Balance

A Monthay

Canton Du Valais - SUISSE

Pour remettre a Monsieur

Joseph Maurer


Acceda desde aquí a la página: Die Auswanderung des Wendelin Gietz aus Johannisberg im Rheingau nach Argentinien - Ein bemerkenswertes Einzelschicksal von Walter Hell - Oestrich-Winkel

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Ultima actualización: Septiembre 25, 2004 18:00